Un doble crimen descubierto casi nueve años después en Celrá (Girona)

La población de Celrá fue escenario de un doble crimen en el año 1946. Foto WIKIPEDIA.

Nunca es tarde si la dicha o es buena. O cabría mejor tal vez, en este caso, aplicar el dicho que el criminal nunca está a salvo y siempre hay algún indicio o circunstancia que termine por delatarlo. Eso parece ser que sucedió en la localidad gerundense de Celrá, en plena Posguerra española en los duros años del oscuro pan de centeno y el estraperlo. Cualquier motivo era válido para la subsistencia, aunque algunos llevaron sus causas a cauces extremos perpetrando algunos horribles crímenes que han marcado a lo largo de décadas a las localidades en las que acontecieron.

Un episodio sangriento de especial relieve ocurrió en el interior de la provincia de Girona, en la comarca de la que es cabecera la capital de su provincia, el día 24 de noviembre de 1946. En esa fecha aparecieron brutalmente asesinados en una casa de campo de Celrá una mujer que superaba la mediana edad, María Pons Hereu y su hijo, Narciso Peri Pons, que se acercaba a la treintena. Sus cuerpos, con la cabeza completamente destrozada y casi irreconocibles, fueron descubiertos a la mañana siguiente de haberse perpetrado el doble asesinato. Ambos se encontraban en la cocina de la casa en medio de un gran charco de sangre, suponiendo los investigadores que su muerte se había producido a medianoche del día anterior.

Tras el espanto inicial, la Policía centró sus pesquisas en el yerno de la mujer asesinada, Miguel Vila Carreras, ansioso de apoderarse del patrimonio que tenía la familia. No obstante, al existir un hijo varón -que fue asesinado en el transcurso del doble crimen- todo el capital pasaría para este, a menos que desapareciera. El hijo político de la víctima fue detenido junto con otros parientes, pero los investigadores no hallaron pruebas concluyentes para incriminarlos, por lo que fueron puestos en libertad.

Un rumor delator

Cuando ya habían transcurrido casi nueve años del doble crimen y todo parecía indicar que iba a quedar impune, la Policía de Girona se hizo eco de un rumor que recorría las calles de la localidad de Celrá, que entonces apenas contaba con poco más de 2.000 habitantes, en el que se apuntaba a un individuo que respondía al nombre de Luis Canadés Freixas, de 33 años, como supuesto autor del doble crimen que unos años había causado un gran estupor en la comarca del Gironés.

Una vez que se hubo procedido a la detención del encausado, en mayo de 1955, se le sometió a un interrogatorio con su supuesto acusador. En un principio negó todos los hechos que se le atribuían, aunque, finalmente, derrotado por las investigaciones, Luis Canades terminaría por confesar y relatar todos los pormenores del doble crimen, así como cuáles habían sido los móviles del mismo. Al parecer, la persona que les acusó no lo puso antes en conocimiento de la Guardia Civil porque dio por hecho que terminarían descubriendo a los autores del doble crimen.

En su versión de los hechos, confesó ante la Policía que el inductor del doble asesinato había sido Vila Carreras, quien les ofreció una recompensa económica a él y a Joaquín Vila Vila, un jornalero de 52 años de edad, para perpetrar el doble crimen en el otoño de hacía ya casi nueve años. El día de autos se encaminaron a la casa en la que residían ambas víctimas de noche. Como él era conocido de las mismas, no tendrían problema en que les franqueasen la muerta. Una vez en el lugar de autos, Miguel Vila quedaría en el exterior vigilando para avisar de la posible presencia de terceras personas.

El plan fue elaborado tal y como lo habían diseñado sus autores. Una vez que Narciso Peri Pons les abrió la puerta, Joaquín Vila Vila se abalanzó sobre él, propinándole golpes en el cráneo con una pequeña hoz de la que se había provisto para cometer el crimen. Entre uno y otro se produjo una lucha cuerpo a cuerpo, pues en las manos de la víctima se halló un mechón de cabello de su agresor, que le arrancó cuando trataba de defenderse. Por su parte, Canades se ocupó de la mujer a la que mató a martillazos en la cabeza, sin ofrecer una gran resistencia dada la diferencia de envergadura física entre ambos.

Después de haber dado muerte a los dos moradores de aquella casa, los autores del doble crimen revolvieron de bajo a arriba la vivienda. Se apoderarían de algunos objetos de valor, así como de 4.000 pesetas, que era una cantidad más que considerable para aquella infausta época, en la que cada uno vivía de lo que podía.

Penas de muerte e indultos

Algo más de un año después de haberse producido las tres detenciones, a principios de junio de 1956 se celebró el juicio contra los encausados en la Audiencia Provincial de Girona. Debido al estupor causado así como por su incidencia en los escasos medios de comunicación de la época, causaría una gran expectación en toda expectación en toda Cataluña y buena parte de España. Planeaba, una vez más, el espectro de la pena capital sobre los tres acusados, cuya aplicación era muy laxa en aquel entonces.

El día 15 de junio de 1956 se dictaba sentencia contra Miguel Vila Carreras, Luis Canadés Freixas y Joaquín Vila Vila. Los tres serían condenados a dos penas de muerte cada uno, así como a indemnizar con 100.000 pesetas a los herederos de las víctimas en concepto de responsabilidad civil por los dos asesinatos, tal y como los tipificaba el auto en el que se reflejaban las penas a la que eran condenados. A partir de ahí se iniciaría un rosario de recursos y suplicas que llegarían hasta el Consejo de ministros.

El 24 de enero de 1957 se pronunciaba el Tribunal Supremo, quien exoneraba de la pena capital a Miguel Vila Carreras, pero ratificaba las condenas de los dos autores materiales del doble crimen. En última instancia, en su reunión del 28 de junio de 1957 el Consejo de Ministros mediante decreto publicado en el Boletín Oficial del Estado del 15 de julio de 1957 acordaba indultar también a Luis Canadés y Joaquín Vila, debiendo en ambos casos cumplir la pena accesoria de 30 años de prisión, la misma condena que le había impuesto el alto tribunal al inductor del doble crimen de Celrá.

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Acerca de

Soy Antonio Cendán Fraga, periodista profesional desde hace ya tres décadas. He trabajado en las distintas parcelas de los más diversos medios de comunicación, entre ellas el mundo de los sucesos, un área que con el tiempo me ha resultado muy atractiva. De un tiempo a esta parte me estoy dedicando examinar aquellos sucesos más impactantes y que han dejado una profunda huella en nuestra historia reciente.