El doble crimen de Almonte: una larga década de incertidumbre en la impunidad
Ha transcurrido ya una década desde que una persona diese muerte a un padre y su hija en la localidad onubense de Almonte. La pequeña María Domínguez Olmedo, de tan solo ocho años de edad, apareció literalmente cosida a puñaladas, hasta 104 contabilizaron los forenses, al anochecer del día 27 de abril de 2013, al igual que su padre Miguel Angel Domínguez, de 39 años, quien recibió 47 cuchilladas mortales en la misma jornada y a la misma hora. Diez años después, el asesino de ambos está suelto y a la investigación le queda ya muy pocos cabos de los que tirar para que pueda resolverse un caso que se ha convertido en una de las mayores incógnitas del panorama criminal español de los últimos tiempos.
La espeluznante historia de este suceso comenzó cuando Miguel Ángel Domínguez había quedado con su hija en casa el día de autos, por quien sentía auténtica devoción, tras el acuerdo alcanzado con quien había sido su esposa Marianela Olmedo, de quien se había separado muy recientemente por aquel entonces. Había escasamente un mes que había cesado la convivencia entre ambos. A la hora de producirse el doble crimen, el padre de la pequeña salía de la ducha, al tiempo que estaba viendo un partido de fútbol y le había prometido a esta que en cuanto terminase la llevaría a cenar a una pizzería, promesa esta que se vería dramáticamente incumplida por el inesperado devenir de los acontecimientos.
En torno a las diez menos cuarto de la noche del 27 de abril de 2013 un hombre se adentró en la vivienda que en ese momento ocupaban padre e hija. En principio algunos vecinos escucharon una discusión y una expresión «ya me tienes harto», que habría pronunciado Miguel Ángel Domínguez, lo que llevó a los investigadores a la conclusión de que el autor del horrible doble crimen era un conocido de la familia, a lo que se suma el hecho de que se hubiese empleado con una saña extrema con sus víctimas Ambos, agresor y víctima tenían un claro acento almonteño. La niña presenció el asesinato de su padre y fue entonces cuando se dirigió a la cocina en busca de un cuchillo con el que defenderlos. Sin embargo, el asesino, carente de cualquier escrúpulo, se ensañaría posteriormente con la pequeña, a quien dejaría tapada con una manta. Los cadáveres no serían descubiertos hasta dos días después.
La hipótesis del robo quedó completamente descartada, ya que se encontraron 290 euros en una pequeña hucha. Todo indica que el autor de los dos asesinatos actuó movido por un odio flagrante contra sus víctimas y que sus motivaciones estaban claramente definidas. Así lo daba a entender el último informe de la UCO, quien apuntaba a que el autor del crimen era un conocido, al que calificaba de «resentido» con las dos víctimas mortales que había dejado en su camino.
Detención
Tras practicar las primeras pesquisas, la Policía detuvo Francisco Javier Medina, amante de Marianela Olmedo, quien al igual que esta última y su ex marido eran empleados del supermercado que Mercadona posee en la localidad onubense. Había unas pruebas que parecían ser concluyentes en su contra, que era el ADN de quien se convertiría en el principal sospechoso desde el primer instante. Estas se encontraban en una manta. Sin embargo, esta prueba no sería lo suficientemente consistente para el jurado que se encargó de emitir el veredicto final. Terminarían de dar por buenas las explicaciones ofrecidas por el letrado de la Defensa, quien adujo que esos restos biológicos pudieron ser llevados por la madre de la niña hasta la vivienda en fechas recientes, ya que supuestamente habría mantenido relaciones sexuales con el único encausado.
Durante el tiempo que estuvo recluido, Medina recibió el apoyo de muchos almonteños, debido a que gozaba de muchas amistades así como también se encontraba muy integrado en su localidad natal. De hecho, era costalero de la Virgen del Rocío, siendo muy habitual que participase en todo tipo de actividades sociales que se desarrollaban en esta villa onubense.
Algo más de tres años y medio después de su detención, en octubre de 2017 se celebra el esperado juicio contra Francisco Javier Medina. El jurado terminaría declarándole no culpable por ocho votos contra uno, recobrando la libertad después de tres años y medio en la cárcel y después de que el fiscal encargado del caso se opusiese en reiteradas ocasiones a ponerlo de nuevo en la calle en tanto no se celebraba el juicio. Esta resolución sería recurrida por el propio fiscal y la familia de las víctimas ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía y posteriormente ante el Tribunal Supremo por entender que se había producido «defectos» en el fallo emitido por el jurado.
Al igual que habían hecho tanto el Supremo como el TSJA, el Tribunal Constitucional denegó la petición de amparo solicitada por las familias de las víctimas, quienes sopesaban la posibilidad de trasladar el caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, siendo ya esta la última baza que les queda.
Después de ser declarado inocente de las acusación que pesaban contra él, a pesar de la vaguedad de la coartada que había esgrimido y las sospechas que le incriminaban por el hallazgo de restos biológicos suyos, Francisco Javier Medina sería vitoreado y aclamado por un millar de personas que le esperaban el día en que se hizo pública la sentencia que lo exculpaba de cualquier cargo.
No obstante, después del largo trayecto recorrido, ambas instituciones judiciales terminarían rechazando los recursos y otorgando validez plena al veredicto emitido en primera instancia. Tras esta absolución, el único encartado por el doble crimen de Almonte ha quedado libre de cualquier veredicto de culpabilidad, no pudiendo juzgársele ya más por este suceso.
Nueva línea de investigación
Tras la última resolución judicial que termina finalmente con la única vía de investigación abierta, agentes de la UCO manifestaron a la familia de las víctimas que ellos no investigarían más puesto que consideraban el caso resuelto. Solamente quedaba un último hilo del que tirar, que eran los restos biológicos hallados en la manta. Esta última circunstancia ha despertado el malestar del abogado de la defensa que lo ha calificado de «tamaña barbaridad». Además, barajan la posibilidad de solicitar una indemnización por parte del Estado para con su defendido por el tiempo que pasó detenido y resultar finalmente absuelto.
La otra gran víctima de este caso ha sido la es ex-esposa de Miguel Ángel Domínguez y madre de la pequeña asesinada. A lo largo de los últimos años su vida se ha convertido en una auténtica tortura, viéndose obligada a abandonar la localidad de Almonte con destino a otro lugar. Asimismo, ha recibido un gran número de mensajes amenazantes, al tiempo que la han acusado de encubrir al verdadero asesino de su ex-marido y padre de la niña asesinada.
Sea como fuere, todo indica que el doble crimen de Almonte va camino de convertirse en un caso más sin resolverse. Ojalá no sea así, pero el tiempo, en estos casos, juega siempre en contra de la investigación.
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