Santiago de Compostela: tres mujeres muertas a hachazos por un vecino
La dramática posguerra, además de la miseria y la división de muchas familias, llevaría también a muchos lugares la desolación y el terror, del que muy pocas veces se hablaba en la prensa, controlada a más no poder por el Ejecutivo, que pretendía ofrecer una imagen idílica de un país que sufría los avatares de muchas carencias que parecían acentuarse con el paso del tiempo.
En ese triste clima social, en el que sobrevivir era toda una aventura, sucedieron episodios que marcarían de por vida a muchos lugares de toda la geografía española, aunque se escondiesen detrás de pequeñas notas de prensa y casi nunca se reflejaban en titulares. Uno de esos trágicos acontecimientos tendría lugar el 12 de marzo de 1945 cuando un individuo de 31 años de edad, Abel Corral Mato, casado y que vivía con una hija suya de tan solo doce años, daba muerte a tres convecinas en el lugar de Aldrei, perteneciente a la parroquia compostelana de Marrozos, en una época en que todavía era pleno rural, muy lejos de convertirse en un núcleo del área metropolitana de Santiago de Compostela, y con un futuro prometedor como el que presenta en la actualidad.
Al anochecer de la jornada de autos, en la que ya se atisbaba la primavera, Abel Corral se dirigió a una casa en la que residían tres mujeres, las hermanas Rosalía y Carmen Lesta Pérez, de 40 y 56 años de edad respectivamente, así como su sobrina Dolores Lesta López, de 32 años. Al parecer, según la versión que él mismo ofrecería en el interrogatorio, les exigió a las mujeres una cierta cantidad de dinero, así como la venta de una vaca, lo que no era del agrado de estas últimas, a raíz de lo cuál se suscitaría una agria discusión que terminaría en tragedia. El horrendo espectáculo sería presenciado por una hija de Carmen Lesta, quien se encontraba paralítica a consecuencia de una enfermedad infantil, siendo el único testigo fiable del trágico suceso.
Con un hacha
Según su propio relato, Rosalía Lesta se encaró con el sujeto en cuestión ofreciéndole resistencia, hasta el punto de que las otras dos mujeres que residían en aquella casa se dirigieron hasta donde estaban discutiendo ambos. Se desconoce lo que sucedería en ese momento, ya que la versión que ofreció jamás pudo ser contrastada debido a su suicidio, pero argumentaría que las otras dos mujeres le atacaron con palos, por lo que se vio en la obligación de defenderse. Para ello tomó un hacha que se encontró en la casa.
Con la improvisada arma la emprendió a golpes con su parte cortante. Debido a su superioridad física terminaría por propinarles impresionantes golpes en la cabeza que les hundirían el cráneo a sus tres vecinas, tal y como relata la prensa. Las tres quedarían tendidas sobre impresionantes charcos de sangre y no serían descubiertas hasta el día siguiente, en el que el mismo autor del triple crimen se dirigió a aquella casa en compañía de otros vecinos de la localidad.
Existe otra versión, a la que la prensa hace una breve referencia, en la que se señala que el autor del triple asesinato de Aldrei mantendría relaciones sentimentales con Rosalía, quien estaba casada y su marido se había desplazado a la emigración americana. La discusión, según esta interpretación, se habría iniciado por otros motivos a los que no aludió en ningún momento el criminal ni tampoco se hace referencia alguna en los medios de la época.
Desde el primer momento, Abel Corral, que tuvo la sangre fría de acompañar a los vecinos hasta el lugar donde había protagonizado el macabro espectáculo, fue puesto en el punto de mira de la Guardia Civil. A todo ello, se añadirían las contradicciones en las que incurrió a las preguntas de los agentes. Por si fuera poco, se hallarían en una huerta de su propiedad, anexa a su domicilio, algunas prendas que estaban ensangrentadas, además de otras que, aunque habían sido lavadas, conservaban las marcas del flujo sanguíneo. Sería detenido de inmediato e ingresaría en cárcel compostelana por orden expresa del juez encargado del caso.
El pasado del incriminado tampoco le ayudaba mucho, ya que contaba en su haber con otro crimen, que había tenido lugar el 16 de agosto de 1934. En esta fecha le había dado muerte a base de golpes y puñaladas a un vecino suyo de 44 años de edad, Jesús Martínez, que era padre de cinco hijos, contando en este caso con la colaboración de su propio padre. Por el mismo fue condenado por homicidio a la pena de seis años y un día de prisión.
Suicidio
Antes de que la acción de la justicia se cerniese sobre Abel Corral Mato, el triple criminal compostelano decidió poner fin a su vida en el penal en el que había ingresado de forma provisional. Tan solo una semana después de haber dado muerte a las tres mujeres, el 19 de marzo de 1945 se quitaba la vida ahorcándose en su celda. Para ello, uso una tira de tela que había hecho del material con que estaba compuesto el jergón sobre el que dormía. Con su muerte concluía uno de los episodios más sangrientos que se había vivido en la Posguerra en Galicia y de algún modo algunos veían cumplida su sed de justicia poética.
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