León: ejecutado en el garrote vil por asesinar a su esposa y a dos de sus hijos

El triple crimen tuvo lugar en la pedanía de Benamarías

Era aquel uno de los años más duros de la Posguerra. Por no decir el que más. Corría un crudo 1946 para la inmensa mayoría de los españoles que se debían enfrentar a una doble posguerra, tanto la española como la mundial, a lo que se sumaba el boicot internacional que por entonces sufría el régimen de Franco, duramente sancionado por la recién amanecida Organización de Naciones Unidas por su colaboración con los países del Eje. No se vivía ni un presente halagüeño ni mucho menos un futuro esperanzador.

La España de la época seguía siendo un país inmensamente rural, en la que se convivía en pequeñas poblaciones donde se conocían prácticamente todos sus vecinos. Fue precisamente en una de esas minúsculas localidades en la que se produjo un terrible suceso, que años más tarde algunos englobarían dentro de lo que se denominó, quizás de forma un tanto desafortunada como España profunda, en tiempos todavía previos al éxodo rural.

A todo ello se añadía que el lugar que se vería empañado de sangre era uno de esos sitios en los que el realismo social literario se encargaría de situar en el mapa años más tarde de la mano de Juan Benet, que elige como escenario de su obra en la célebre novela «Volverás a Región».

Emplazado en el partido judicial de Astorga y perteneciente al pequeño municipio de Magaz de Cepeda, la pedanía de Benamarías, que apenas cuenta en la actualidad con algo más de medio centenar de habitantes, sería testigo de un horroroso y brutal crimen de la España de posguerra. Apenas hay noticias en torno a este grave suceso, limitándose la prensa de la época a reseñarlo en una breve noticia, debido a la fuerte censura imperante y a lo que no aparecía en los medios no existía. Tal cuál era.

De madrugada

Los hechos ocurrirán en plena madrugada del día 5 de julio del año 1946. En aquella fatídica y trágica fecha, un hombre, Tomás García Ramos, de 61 años, que se hallaba profundamente enemistado con su esposa, María García Alonso y alguno de sus seis hijos, decidió imponer su propia ley de la manera más cruel. Sin pensárselo dos veces, acudió al domicilio que había compartido con quien había sido su compañera y atacó a traición a esta mientras dormía. Le asestó varias puñaladas que terminarían con su vida prácticamente en el acto.

Sin embargo, la tragedia no había hecho más que comenzar. Seguidamente y enfurecido, no se sabe muy bien a cuenta de qué, se dirigió a una habitación en la que dormían algunos de sus hijos. Allí apuñaló a Aurelio, que ya superaba la adolescencia, hiriéndole de gravedad, quien moriría poco tiempo después a consecuencia de las graves lesiones. La cosa no terminaría ahí. A los gritos de auxilio del herido acudió otro de sus vástagos, Emiliano, un crío de 12 años, que fallecería prácticamente en el acto a causa de dos puñaladas que le propinaría su propio padre.

Una vez hubo cometido el triple crimen, el agresor huyó, tal vez perdido por la tragedia que acababa de ocasionar, campo a traviesa en un viaje que no parecía conducirle a ninguna parte. El hombre sería detenido pocas horas después de haber perpetrado el triple crimen que conmocionaría como nunca lo había hecho a aquel entorno rural que no estaba acostumbrado precisamente a vivir escenas violentas, a pesar de la cercanía de la guerra.

Pena de muerte y ejecución

Esperaría en la antigua Prisión Provincial de León Tomás Ramos para conocer su suerte definitiva, que no pudo ser más terrible. Aunque en la época hubo casos con un mayor número de víctimas, nadie se apiadó del criminal de Benamarías. La Audiencia Provincial de León lo condenó a 25 años de prisión por haber dado muerte a su hijo Aurelio, a los que se sumaron los 30 que le recaían por el asesinato de su esposa. Pero, es de imaginar que pesase demasiado la circunstancia de haber asesinado a un menor, tal era el caso de su vástago Emiliano, por cuyo crimen fue condenado a la última pena.

Solamente le quedaba recurrir a la gracia del Supremo y la Jefatura del Estado, pero ninguna de los dos altas magistraturas escucharon las súplicas de un hombre que tal vez no se encontrase en sus cabales. El primero ratificaría la condena dictada por la Audiencia leonesa, en tanto que desde el Consejo de Ministros ni siquiera llegó a escucharse su súplica, por lo que iba a convertirse en la última víctima de un trágico episodio acontecido en esa España que casi nunca era objeto de la prensa de la época.

A primeras horas de la mañana del día 29 de mayo de 1949 un verdugo acercado ex-profeso hasta la cárcel de León pondría fin a la vida de Tomas Ramos García, cuando contaba con 64 años de edad. Le asistía también el triste honor de ser el último ejecutado mediante este sistema en la provincia de León. Al día siguiente aparecería una breve nota en algunos diarios, no en todos, dando cuenta de su anunciado deceso. Se añadía que esta víctima más del garrote vil habría recibido con gran fervor los últimos sacramentos. Al igual que si fuese un gran consuelo con el que se justificaba otra muerte más, aunque fuese revestida de la legalidad que imperaba en una época en la que se pretendía dar un horroroso ejemplo todavía con más crueldad.

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Acerca de

Soy Antonio Cendán Fraga, periodista profesional desde hace ya tres décadas. He trabajado en las distintas parcelas de los más diversos medios de comunicación, entre ellas el mundo de los sucesos, un área que con el tiempo me ha resultado muy atractiva. De un tiempo a esta parte me estoy dedicando examinar aquellos sucesos más impactantes y que han dejado una profunda huella en nuestra historia reciente.