Asesina a tres personas en Ariza (Zaragoza) por antiguos resentimientos personales
Fue uno de los sucesos más impactantes de la época de la Segunda República española en la que se prodigaban los episodios sangrientos protagonizados por cuestiones políticas, aunque también sucedían otros hechos que muchas veces eran oscurecidos por la abundante actualidad sociopolítica de la convulsa década de los años treinta del pasado siglo. Era este un tiempo en el que en España se había suprimido la pena capital, por lo que había cierta sensación de una mayor liberalidad en un país que tampoco era ajeno al agitado clima que se vivía en el resto de Europa.
Los resentimientos nunca fueron buenos compañeros de viaje, máxime si van acompañados de infundados y enfermizos celos, que no pocas veces han provocado sangrientas tragedias, algunas que dejaron una huella indeleble a pesar del tiempo que ha pasado. Uno de estos trágicos acontecimientos tuvo lugar en la mañana del día 11 de abril de 1933, siendo su escenario la antigua y mítica Carretera de Francia a su paso por tierras aragonesas.
Aquella jornada una camioneta partió desde la localidad maña de Ariza con destino a la alcarreña de Maranchón. En el vehículo viajaban cuatro personas, dos mujeres y dos hombres. Las féminas eran las hermanas Gabina y Mercedes Sánz, de 26 y 17 años respectivamente, a quienes acompañaban un familiar, Miguel Sendejas y el propio conductor del automóvil. Cuando ya se encontraban en camino un joven Joaquín Pérez Aguarón, les conminó a que se detuviesen con el objetivo de trasladarlo a una finca suya que se encontraba a cierta distancia de Ariza. Sin ningún inconveniente accedieron a las peticiones del muchacho, que había sido novio de Mercedes, y hacia quien sentía un cierto resentimiento jamás superado.
A tiros
En un momento dado, antes de llegar a la finca a la que supuestamente debía de trasladarse Joaquín, este instó al conductor a que detuviese el automóvil, a lo que accedió. En ese preciso instante, el hombre que había solicitado desenfundó una pistola, al tiempo que en otra mano esgrimía un puñal de considerables dimensiones. Al observar su actitud hostil, las dos muchachas profirieron gritos de auxilio, en tanto que Miguel Sendejas lo instaba a que depusiese su actitud. Aunque, nada más lejos de su intención.
Al descender todos los ocupantes del automóvil, aquel hombre, que quizás hubiese perdido su alma y también algo más, comenzaría su ritual de sangre. Realizó tres disparos que alcanzaron mortalmente a Miguel, quien quedó tendido en un margen de la carretera. La segunda víctima sería Gabina Sanz, a quien un certero tiro acabó con su vida prácticamente en el acto al atravesarle el corazón.
Ante el desolador y aterrador panorama que estaba presenciando, su ex novia, que se negaba a reiniciar la relación sentimental que habían mantenido durante años, profirió gritos recriminándole su inexplicable actitud. Sin embargo, sus palabras de nada servirían, ya que Joaquín estaba dispuesto a llegar muy lejos, pero con el peor destino posible. Contra esta última efectuó dos disparos, que no terminaron con su vida en primera instancia, por lo que decidió rematarla asestándole varias puñaladas que terminarían con su vida con tan solo 17 años de edad.
A los pocos momentos de haberse perpetrado el triple crimen, por el mismo punto en que se había producido pasó un matrimonio a bordo de otro autómovil, que mostró su lógico horror por el aterrador panorama que estaba contemplando y le comunicó al criminal que iba dar cuenta de lo acontecido a la Guardia Civil. Sin embargo, el autor de las tres muertes amenazó con hacerles lo mismo que a las tres víctimas mortales, por lo que decidieron proseguir su ruta, es de suponer que muy horrorizados, compungidos y aterrados por lo que habían presenciado.
Tras cometer el triple crimen Joaquín Pérez Aguaron decidió regresar a su domicilio de Ariza, donde aguardó pacientemente la llegada de los agentes de la Guardia Civil, quienes le detuvieron sin oponer ningún tipo de resistencia. Cuando se encontraba detenido en las dependencias de la Benemérita, en las inmediaciones se congregó una gran multitud de vecinos que instaban a los guardias a que les dejasen al asesino para lincharlo.
60 años de cárcel
Joaquín Pérez Aguaron fue juzgado en la Audiencia Provincial de Zaragoza en abril de 1934. En aquel instante se hallaba suspendida la pena capital en España, por lo que fue sentenciado a un total de 60 años de prisión, acusado de tres delitos de asesinato, además de hacer frente a una fuerte compensación económica en concepto de responsabilidad civil.
Al triple criminal de Ariza se le perdería la vista a partir de la Guerra Civil española, al igual que a muchos otros que se enrolarían en alguno de los dos bandos contendientes en el conflicto que desangró a España de norte a sur y de este a oeste, demostrando en algún caso una vez más su saña y su terror, los mismos motivos por lo que se encontraban cumpliendo sus respectivas penas.
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