Mata a la pareja a la que había realquilado una vivienda en Barcelona
Eran los años del malvivir y de la dura posguerra que se eternizaba. Se recurría a todo o prácticamente a todo lo que estaba a mano. Incluso, al sudor ajeno. Estanislao Zarzoso Pérez, de 53 años, era un ciudadano de tantos de este país que subarrendaba viviendas a terceros, aunque este sector, y mucho más en aquellos duros tiempos, siempre presentaba las dificultades de los morosos o de otros que directamente no pagaban. Los conflictos estaban a la orden del día y cuando menos se lo pensaba se encontraba con personajes de dudosa moralidad e irregular conducta.
En la barcelonesa calle de la Creu dels Molers, en el número 64, Estanislao disponía de un piso que había alquilado a comienzos del año 1952 a la pareja formada por Juan Burriano Pardo y su esposa, Bernarda Esteve Cuéllar, que rondaban ambos los cuarenta años de edad. El matrimonio mostró sus malas artes desde el inicio de la convivencia en aquella vivienda. La demora en los pagos estaba a la orden del día, así como los insultos y amenazas contra su casero, quien se encontraba literalmente harto de una convivencia que para nada era ejemplar.
El subarrendador ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos decidió por su propia cuenta poner fin a aquella situación, conminándoles a abandonar el piso que ocupaban, pues no estaba dispuesto a seguir sufriendo una situación que se había vuelto insostenible, pero sus inquilinos se negaban. Para ello, recurrían a las amenazas y a las agresiones, llegando a esgrimir navajas contra el propietario, quien se encontraba ya en una situación límite.
Escopeta de caza
El día 27 de julio de 1952, Estanislao Zarzoso rechazó la posibilidad de que Juan y Bernarda continuasen en la finca que el tenía realquilada, aunque se negaron con muy malos modos. En esta ocasión, el gestor inmobiliario iba provisto de una escopeta de caza con el afán exclusivo de intimidarlos, según declararía en el transcurso del juicio, pero no con ánimo de darles muerte.
Desgraciadamente los acontecimientos se precipitaron de una forma un tanto brutal y en esta ocasión Estanislao perdió los nervios, tal como declararía ante la Policía y testificarían los agentes, e hizo uso del arma que portaba consigo. Disparó contra sus dos inquilinos sin pensárselo dos veces a la cabeza de ambos. Presa de la tensión, tal y como se encargaría de demostrar la autopsia, se ensañaría con Juan y Bernarda hasta el punto de romper la escopeta con la que les había dado muerte debido a los golpes que les propinó en la cabeza. Aquella dura convivencia llegaba a su fin de la peor forma posible.
Tras haber cometido el doble crimen, visiblemente excitado por los nervios a consecuencia de la situación por la que había pasado, Estanislao Zarzoso, alrededor de las dos de la tarde de aquel día estival, se dirigió a la Comisaría de Policía de Vía Layetana y allí se entregó ante la Brigada de Investigación Criminal, narrando todos los pormenores del suceso que había protagonizado, desplazándose una dotación policial al lugar de los hechos.
25 años de cárcel
En el mes de octubre del año siguiente, 1953, se celebró en la Audiencia Provincial de Barcelona el juicio por el doble crimen perpetrado por Estanislao Zarzoso Pérez. Los testigos declararían que las dos víctimas eran una pareja muy conflictiva, de muy mal genio, que exhibían muy malos modos con el vecindario continuamente, provocando constantemente altercados a primeras de cambio.
En un principio, el fiscal solicitaba un total de 50 años de prisión menor para el encausado, al tiempo que solicitaba un indemnización de 50.000 pesetas para los herederos de ambas víctimas. Finalmente, dadas las circunstancias, el acusado del doble crimen sería sentenciado a un total de 25 años de cárcel y al pago de responsabilidad civil que en un principio solicitaba la fiscalía.
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