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Reincide en su conducta criminal asesinando a una joven 16 años después de su primer crimen – Historia de la Crónica Negra

Reincide en su conducta criminal asesinando a una joven 16 años después de su primer crimen

Vista oral del juicio que se siguió en contra de «O Chioleiro»

Hay individuos que nunca serán capaces de aprender de su paso por las dependencias carcelarias. No se sabe si debido a su carácter si a que sufren alguna patología que les hace incapaces de reconocer las diferencias entre el bien y el mal, aunque este último extremo nunca ha podido ser constatado. Lo que si prueban los hechos es que en ellos existe una incontenida agresividad que se manifiesta a lo largo de su existencia de diferentes formas, que van desde un carácter descontrolado hasta continuos episodios en los que son protagonistas de diferentes altercados, convirtiéndose en conocidos de las salas penales de las distintas audiencias.

Quien no pareció aprender nunca la lección de su paso por los muros de la prisión es un individuo, conocido como «O Chioleiro». Este hombre, que respondía a la identidad de José Manuel Durán González, reincidió en su conducta delictiva con tan solo 16 años de diferencia. Además, sus crímenes se caracterizaron por una crueldad y violencia extremas, además de ser muy espeluznantes, que casi parecerían impropios de un ser humano. En el año 1988 había asesinado a su abuela, a quien había violado previamente, mientras que en 2004 asesinaría a la joven Alicia Rey, de 33 años de edad, en el municipio pontevedrés de A Lama, dónde también había perpetrado su primer crimen.

Al parecer, José Manuel Durán, que contaba 46 años de edad en ese momento, mantenía una estrecha relación de amistad con Alicia Rey, una vecina suya, de la que se decía que había sido su novio, aunque él solamente la consideró como una amiga. En el mediodía del 11 de diciembre de 2004, «O Chioleiro» y la joven en cuestión quedaron en el monte Ceo, perteneciente a la parroquia de Santa Ana, en la localidad pontevedresa de A Lama. El hombre, según se desprende de la sentencia, iba provisto de un cuchillo de grandes dimensiones con el objetivo de asesinar a la mujer. En sus declaraciones ante las autoridades, llegaría a alegar que ella le había pedido que la matara.

Dos cuchilladas

Si el brutal asesinato de su abuela había conmovido de sobremanera a toda Galicia, este no sería de menor calibre, tanto por la violencia como por la crueldad empleadas. En un momento dado, «O Chioleiro» desenvainó el arma que llevaba y le propinó un primer corte a la altura del pescuezo, que le ocasionaría una gran hemorragia. Para cerciorarse de la muerte de su víctima, no escatimaría esfuerzos dándole otra brutal cuchillada en el hemitórax izquierdo que le seccionaría la arteria aorta, provocándole una segunda hemorragia masiva que le terminaría provocando la muerte.

Una vez hubo acabado con la vida de su víctima, José Manuel Durán tapó con algunos terrones el cuerpo de Alicia Rey, no sin antes apoderarse de sus pertenencias entre las que se encontraban algunas joyas y tarjetas de crédito. La familia de la mujer asesinada denunciaría su desaparición y su cadáver no sería encontrado hasta 48 horas después del crimen. A partir de ahí se inició un cúmulo de pesquisas e investigaciones sobre quien podría estar detrás de aquel horrible asesinato. Sin embargo, casi todas las miradas se dirigían a un individuo conocido como «O Chioleiro», quien, además de haber dado muerte a su abuela, contaba con otros antecedentes que lo incriminaban como principal sospechoso.

Pese a las sospechas, durante todo el tiempo que pasó hasta que fue detenido, negaría en todo momento su participación en el asesinato de Alicia Rey. Además, demostraría una frialdad a prueba de bomba hasta el extremo de ser entrevistado en el programa de TVE que en aquel entonces dirigía el periodista y policía, Manuel Giménez. En el transcurso de la entrevista, manifestaría que el día de autos el se encontraba ayudando a matar los cerdos a un vecino. Sin embargo, su coartada pronto haría aguas, aunque no sería detenido definitivamente hasta el 24 de enero de 2005, mes y medio después del asesinato.

18 años de cárcel

Algo más de dos años después del crimen, antes de las fiestas navideñas del año 2006, «O Chioleiro», quien ya había reconocido el asesinato de Alicia Rey ante el juez, sería condenado a 18 años por la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, que se vería reducida en medio año tras un recurso presentado por su defensa ante el Tribunal Supremo. Además, se le condenaba al pago de una indemnización de algo más de 72.000 euros a la madre de la víctima y 6.000 a cada uno de sus hermanos. Se le imponía también una multa de 120 euros por haber sustraído los efectos personales de Alicia Rey en el momento de ser asesinada. Igualmente habría de satisfacer con 400 euros por este mismo concepto a los familiares de la joven asesinada. De la misma forma, era condenado a una pena de destierro durante un periodo de cinco años en los cuales no podría residir en la localidad en la que había cometido el crimen ni comunicarse con los familiares de la mujer asesinada

Pese a que, según se desprende de diversos medios consultados, José Manuel Durán padecía una dolencia conocida como psiconeurosis y tenía problemas de adicción al alcohol, los magistrados consideraron probado que el autor del asesinato era capaz de discernir el bien del mal, además de ser dueño de sus actos.

Amenazas a una periodista

Algún tiempo después de haber sido condenado por este crimen, «O Chioleiro» volvería a pasar de nuevo por dependencias judiciales. En esta ocasión por dirigirle una carta a una periodista de «Diario de Pontevedra» en la que se expresaba en términos amenazantes contra la redactora, responsable de la sección de local del rotativo de la capital de las Rías Baixas. En la misiva, advertía a la profesional de que en cuanto saliese de prisión tendría que buscarse un guardaespaldas para protegerse de él porque iba a terminar con su vida. No conforme con ello, la amenazaba también con ser víctima de una agresión sexual. No fue esta la única carta que dirigió, ya que también fueron presa de sus amenazas otros periodistas, así como el fiscal que se encargó del caso. En todas ellas, proclamaba su inocencia.

Por este suceso, José Manuel Durán González sería condenado a otro medio año de prisión, que se sumaba así a los 17 y medio a los que ya estaba sentenciado. La pena se redujo en seis meses al reconocer los hechos y expresar su conformidad. Asimismo, no podría comunicarse con la periodista amenazada durante un periodo de dos años, contados a partir del momento en que finalizase su condena de cárcel.

En el transcurso de esta vista oral, el condenado volvió a demostrar su carácter violento y arisco, principalmente contra los informadores en torno a los que mostró una actitud claramente desafiante. En un momento dado le preguntó al juez porqué no expulsaba a «aquellos gilipollas», en referencia a informadores gráficos, que se encontraban en el salón de vistas. Sin embargo, el magistrado no atendió su requerimiento, aunque rogó que no se le hiciesen fotografías.

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Acerca de

Soy Antonio Cendán Fraga, periodista profesional desde hace ya tres décadas. He trabajado en las distintas parcelas de los más diversos medios de comunicación, entre ellas el mundo de los sucesos, un área que con el tiempo me ha resultado muy atractiva. De un tiempo a esta parte me estoy dedicando examinar aquellos sucesos más impactantes y que han dejado una profunda huella en nuestra historia reciente.

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