Dos cadáveres descuartizados en dos maletas en Tomiño (Pontevedra)

En los primeros meses del año 1991 en Galicia se estaban viviendo los resultados del «Efecto Fraga» en el noroeste peninsular, además de asistir todavía a la lógica conmoción por algunos sucesos sangrientos ocurridos en el territorio gallego a lo largo de las últimas fechas del año anterior. Pese a todo, la comunidad gallega seguía siendo un territorio en el que, además de una gran calidad de vida, se gozaba de una extraordinaria seguridad que se reflejaba en las estadísticas que ofrecía el ministerio del Interior.

Al igual que en todas las sociedades del planeta ocurrían hechos y cosas desgraciados y desafortunados. Alguno de ellos, macabro y truculento. Uno de esos acontecimientos, bastante espeluznante por cierto, ocurría el 27 de marzo de 1991 en el embarcadero de la parroquia de Goián, en el municipio pontevedrés de Tomiño, desde donde parte un transbordador que une esta localidad con la portuguesa de Vila Nova de Cerveira. Ese día un vecino encontraba dos maletas cerradas, pero se percató de que de una de ellas sobresalía un brazo humano, en tanto que de la otra una cabeza.

Después de realizar el macabro hallazgo, este hombre puso el hecho en conocimiento de la Guardia Civil de la zona, quien -al abrir ambos portaequipajes- se encontró con la desagradable sorpresa que contenían sendos cuerpos humanos. Estos, que presentaban claras señales de violencia, estaban envueltos en plásticos recubiertos de cinta adhesiva de la empleada en los embalajes.

Un ex-jefe de policía portugués y su esposa

Una vez que el juez dio orden de levantar los cuerpos, y tras realizar las primeras inspecciones oculares, se supo que los cadáveres de las víctimas pertenecían a un policía luso, Antonio Amável de Sousa Carvalho, de 68 años, quien había sido el primer subjefe del cuerpo de la Policía y Seguridad Pública, de Portugal, y su esposa Gloria Vieira Peixoto, de 67. Su identificación no resultó complicada, ya que en una de las maletas en las que se encontraban sus cuerpos se encontró una tarjeta con las señales del responsable policial luso. A todo ello, también contribuirían las ropas que llevaban puestas, lo que unido a la colaboración de la Benemérita con las fuerzas de seguridad lusas, confirmaron la identidad a quienes correspondían los cadáveres.

Las primeras hipótesis apuntaban a que el crimen se había cometido en la localidad portuguesa de Braga, dónde habitualmente residía el matrimonio asesinado. Mientras, en torno al suceso, la prensa del país vecino apuntaba a que este podría haber tenido su origen en un supuesto ajuste de cuentas que habría podido llevar a cabo algún delincuente portugués.

La autopsia practicada a ambos cadáveres revelaría que el varón murió estrangulado, mientras que su esposa fallecería a consecuencia de algún golpe en la cabeza propinado con algún artilugio contundente. De la misma forma, se suponía que el crimen que les había costado la vida se habría cometido unos tres o cuatro días antes de encontrarse sus cuerpos.

Las primeras investigaciones practicadas por la policía de Portugal confirmaron que en la casa del matrimonio asesinado se encontraron restos de sangre en una escalera que conducía a la bodega de su casa, así como en un adoquín de granito emplazado en el mismo lugar. La hipótesis de que el crimen se había cometido en la calle Camoens de Braga venía reforzada por el hecho de que las cuerdas que amarraban los cadáveres eran idénticas a las que utilizaba el matrimonio asesinado para atar manojos de cebollas que guardaban en su bodega.

Identificación del asesino

Días después del hallazgo de los cuerpos y de su posterior sepelio en la localidad de Braga de la que eran originarios, la policía lusa informaba que seguían la pista de un peligroso delincuente portugués, quien se había evadido recientemente de una prisión próxima a Lisboa.

Uno de los flecos que quedaría por atar en este dramático suceso, que conmocionó a la opinión pública gallega y todo el norte de Portugal, fue como se llevó a cabo el transporte de los cuerpos desde Braga hasta el embarcadero de Goián.

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Acerca de

Soy Antonio Cendán Fraga, periodista profesional desde hace ya tres décadas. He trabajado en las distintas parcelas de los más diversos medios de comunicación, entre ellas el mundo de los sucesos, un área que con el tiempo me ha resultado muy atractiva. De un tiempo a esta parte me estoy dedicando examinar aquellos sucesos más impactantes y que han dejado una profunda huella en nuestra historia reciente.

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