Suicidio pactado de una pareja de jóvenes en A Coruña
No hay ninguna duda que existen algunas noticias que impactan mucho más que otras, bien sea por su interés humano o cualquier otra circunstancia en la que se desenvuelva. El periodista ya no se sorprende por nada, aunque en otras ocasiones se sorprende por todo. Uno de los hechos que más centró y llamó la atención de la España de la década de los ochenta fue un suicidio de una pareja de jóvenes que tuvo como escenario un polígono industrial de A Coruña, concretamente el de La Grela-Bens, en una de cuyas naves aparecía en un saco de dormir el cuerpo de dos jóvenes veinteañeros, después que se hubiesen quitado la vida en la madrugada del 13 de junio de 1987.
Aquel suceso impactó de sobremanera tanto en la ciudad herculina como en el resto de España, principalmente a medida que se fueron conociendo detalles sobre el mismo. Nada hacía presagiar en aquella joven pareja formada por José Ramón Vázquez Fernández, de 20 años, y María Isabel Méndez Castiñeira, de 21, que terminasen su existencia de una forma tan triste y dantesca, que impresionaría a propios y extraños, especialmente a quienes los conocían, ya que eran sabedores de la magnífica relación que mantenían incluso con sus respectivas familias.
Nada ni nadie se oponía a la relación entre José Ramón y María Isabel. Incluso las familias de ambos muchachos veían con muy buenos ojos la relación sentimental que mantenían. Sus amigos, que fueron los primeros sorprendidos, decían de ellos que era una pareja que se amaba mutuamente. De hecho, sostenían que no les llegaba a nada el tiempo para estar juntos. Quizás, y debido a esa pasión tan ardua que mantenían, les llevase a consumar una brutal tragedia que pilló a todo el mundo por sorpresa. Se habían conocido hacía poco más de año y medio. José Ramón era estudiante de informática y alcanzaba unas notas más que aceptables.
Ahorcados
En la madrugada del 13 de junio de 1987 ambos jóvenes se dirigieron a una nave que poseía el padre de José Ramón Vázquez en el Polígono industrial coruñés. Llevaban con ellos algunas pertenencias, aunque la más destacable de todas era el saco de dormir que casi les serviría como mortaja a los jóvenes. Con unas cuerdas de esparto que afirmaron sobre los asientos de un viejo autobús que estaba estacionado en la nave y lanzaron los otros dos cabos de las cuerdas al techo desde una ventanilla. Ambos muchachos se introdujeron sobre el saco de dormir, lo ataron a sus cinturas y después anudaron al cuello ambos cabos que les acabarían provocando la muerte por estrangulamiento.
Al coincidir en fin de semana, la actividad mantenida por el polígono industrial descendía de forma considerable, por lo que los trabajadores de la nave en ningún momento se percataron del saco de dormir en el que se encontraban los cuerpos de ambos jóvenes, quedando ocultos entre el estrecho de la pared y el viejo autobús. El macabro hallazgo sería efectuado por un familiar del joven, quien además encontró una nota de despedida sobre el coche de José Ramón en la que se podía leer el siguiente texto: «Enterrarnos juntos. Nos amamos».
Ambos jóvenes recibirían sepultura en el mismo panteón, propiedad de la familia de María Isabel Méndez Castiñeira, una vez que el forense y el juzgado practicaron las oportunas diligencias, en la parroquia de San Juan de Ouces, en el municipio coruñés de Sada, a escasamente 12 kilómetros de la capital herculina. Y es que como dijo una hermana de una de las víctimas este hecho no tiene explicación posible y tal vez pensasen que el profundo amor que sentían el uno por el otro no tenía cabida en este mundo.
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