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El asesinato de Helena Jubany: Dos décadas de misterio e intriga - Historia de la Crónica Negra

El asesinato de Helena Jubany: Dos décadas de misterio e intriga

La bilotecaria asesinada, en el centro de la imagen, en compañía de unos amigos

Quizás sea uno de esos casos que más misterio e intriga han acaparado en lo que va de siglo. Muchos sospechosos, un suicidio, nuevos datos, pero el caso continúa sin resolverse, aunque prescribirá en el año 2025. Todo comenzó en una otoñal jornada previa al inminente invierno y con las fiestas navideñas prácticamente encima, concretamente el día 2 de diciembre de 2001 cuando era hallado en un patio de luces de la calle Calvet d´Estrella de Sabadell el cuerpo sin vida y semidesnudo de la joven bibliotecaria y periodista, Helena Jubany, de tan solo 27 años. En un principio se barajó la hipótesis de un suicidio. Sin embargo, las investigaciones policiales, a las que seguiría una rigurosa autopsia, demostrarían que se encontraban ante un crimen.

El trabajo policial demostraría que alguién arrojó su cuerpo desde la terraza de su vivienda, situada en un quinto piso. Esta tesis vendría avalada por el hecho de que en el supuesto caso de que si fuese un suicidio, Helena Jubany ni siquiera habría tomado impulso, a la vez que hubiese puesto las manos en el momento de estrellarse contra el suelo, en un acto reflejo característico de los suicidas. La autopsia corroboraría la sospecha policial, pues en el cuerpo de la joven se hallarían restos de un potente somnífero, hasta 35 veces más de una dosis normal, lo que confirmaría que la bibliotecaría fue arrojada al vacío cuando se encontraba bajo los efectos de las benzodiacepinas, el fuerte anestésico que alguién le habría administrado antes de su muerte.

Misteriosos anónimos

Tres meses antes de su asesinato, Helena Jubany se encontró un misterioso anónimo en la puerta de su casa y una horchata con pastas: “Helena, sorpresa. Pasábamos por aquí, y hemos dicho: a ver la Helena qué se explica. ¿¿¿Somos??? Te llamaremos. A comérselo todo”. A Helena le extrañó aquel hecho porque no había salido de su casa en todo el día, según le diría a su hermana. Quien fuese la conocía muy bien porque la horchata era una de sus bebidas preferidas.

Tan solo tres semanas más tarde aparecería un nuevo anónimo. En esta ocasión se adjuntaba una carta y un zumo de melocotón. La misiva contenía dos califgrafías distintas en la que se podía leer el siguiente texto: “Helena, antes de todo, esperamos que te tomes esto con el mismo sentido del humor que nosotros, a la tercera te destaparemos el misterio. Es bastante seguro que te reirás bastante. Nos gustaría mucho volver a coincidir en la UES [Unión Excursionista de Sabadell]. ¡Ya lo hablaremos!”, le decían, al tiempo que le solicitaban que no les hiciese “un feo”, y se tomase el zumo. La joven obedeció, pero empezó a encontrarse mal. Unos amigos tuvieron que recogerla en la biblioteca y llevarla a casa. Desconfiada, Helena Jubany mandó analizar los restos del néctar a un laboratorio, en los que se entrarían restos de benzdiacepinas, el mismo somnífero que el forense hallaría en su cadáver cuando le fue practicada la autopsia..

A raíz de las investigaciones policiales, sería detenida Montse Careta, de 31 años, quien era miembro de la Unió Excursionista de Sabadell, de la que también formaba parte la periodista asesinada. En las pruebas periciales practicadas, demostrarían que parte de uno de los anónimos recibidos por Helena Jubany había sido escrito por esta última de su puño y letra. No obstante, el final de esta última también sería trágico, pues se suicidaría el día 8 de mayo de 2002 en la prisión de Wad-Rass de Barcelona, en la que había ingresado por su supuesta participación en el crimen. Previamente había dejado una nota manuscrita en la que proclamaba su inocencia en relación al asesinato de Helena Jubany. En ese mismo intervalo de tiempo sería detenida otra persona por su presunta implicación en el hecho delictivo Ana E.R., si bien es cierto que quedaría en libertad sin cargos.

Revelaciones en Tv-3

Uno de los policías encargados de investigar el caso, David Medialdea manifestaría al programa de TV-3 Crims que el autor material de la muerte de Helena Jubany habría sido Santiago Laiglesia, quien en el momento de producirse el asesinato era la pareja de la fallecida Montse Careta. Esta afirmación sería refutada por el propio afectado, así como por su abogado, quien interpondría una querella contra el agente de la Policía, quien a su vez sostuvo en el mencionado programa que en el crimen habrían intervenido otras personas. No obstante, Laiglesia nunca fue detenido en relación con este hecho.

En 2005, el juez encargado del caso archivaría la investigación por el asesinato de Helena Jubany, al considerar que no había pruebas suficientes contra el resto de investigados. La reapertura se llevaría de nuevo a cabo en el año 2021, en la que se buscaría aclarar el supuesto papel que Laiglesia podría haber desempeñado en el hecho. Un nuevo juez citaría a testigos que aseguraron que el joven que vivía con Montse Careta; habría sido visto adquiriendo psicofármacos en alguna farmacia de la zona, así como también a diferentes farmacéuticos. que supuestamente le habrían vendido las sustancias halladas en el cuerpo de la joven periodista asesinada. Igualmente, también testificaría una persona que presuntamente habría desmontado sus coartadas.

El único investigado en libertad

El pasado 21 de abril de 2022 el juez dejaba en libertad provisional a la única persona investigada en relación con el asesinato de Helena Jubany, Xavier Jiménez, aunque le retiraba el pasaporte y le prohibía salir de territorio nacional. La Policía sostiene, y a sí lo habrían demostrado las periciales caligráficas que es el autor, de su puño y letra, de los anónimos que habría recibido Helena Jubany en los meses previos a su muerte. De ellos se deduciría que era una persona próxima al entorno de la joven asesinada, ya que era conocedor de sus gustos y preferencias. De la misma manera, este último también habría coincidido con ella en la Unió Excursionista de Sabadell, además de supuestamente haber intentado mantener una relación Jubany, circunstancia esta que habría reconocido en su comparecencia ante el juez.

En la vista celebrada Xavier Jiménez habría negado ser el autor de los anónimos que lo involucran en el asesinato de Helena Jubany, si bien es cierto que también se negaría a responder a las preguntas efectuadas por parte de la acusación particular y también a las del fiscal encargado del caso. En el auto que dejaba en libertad a Jiménez con medidas cautelares, el juez detallaría los indicios, señalando la existencia de una “conexión formal, material y espacial” entre Jiménez y los anónimos, y entre éstos y las “circunstancias de la muerte” de Jubany. El magistrado recordaría también que el zumo de melocotón que acompañaba al segundo anónimo “estaba adulterado con benzodiacepinas”, lo que “sumió a Jubany” en un “estado de somnolencia”. La misma sustancia, pero en mayores cantidades, se encontraría en el cadáver al serle practicada la autopsia, que la habría dejado en estado de coma antes de morir.

Por su parte, la familia de Helena Jubany prosigue con su lucha de la mano del abogado Betet Salellas, esperando y deseando que el mediático caso sea resuelto en los próximos tiempos, ya que se está prolongando demasiado, más de veinte años, y las incógnitas que todavía quedan por resolver son muchas y puede dar un giro en el momento menos esperado.

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Acerca de

Soy Antonio Cendán Fraga, periodista profesional desde hace ya tres décadas. He trabajado en las distintas parcelas de los más diversos medios de comunicación, entre ellas el mundo de los sucesos, un área que con el tiempo me ha resultado muy atractiva. De un tiempo a esta parte me estoy dedicando examinar aquellos sucesos más impactantes y que han dejado una profunda huella en nuestra historia reciente.

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