Prescribe con total impunidad el asesinato de una joven de Zamora

Susana Acebés Carballés, la joven asesinada en Zamora en septiembre del año 2000

La tradicional tranquilidad que desde siempre se había respirado en Zamora se vió bruscamente alterada el 16 de septiembre del año 2000. Aquel día aparecía en su piso del barrio de San José Obrero el cuerpo sin vida de Susana Acebés Carballés, en la calle de la Salud. La consternación y la consiguiente zozobra se apoderarían de una capital de provincia que cuenta con poco más de 60.000 habitantes, que casi se podría asegurar que se conocen todos o, cuando menos la mayoría. El caso, en apariencia, podría ser sencillo de resolver, sin embargo, algunas maniobras que nunca fueron del agrado de la familia de la víctima contribuyeron de manera decisiva a que el crimen prescribiese en la más absoluta impunidad, lo que no debe suceder nunca, aunque suele ocurrir con más frecuencia de lo que todos deseasemos.

La última persona en ver con vida a Susana fue su hermana Estrella, con quien estuvo hablando el día anterior a ser hallado su cadáver. El encuentro entre ambas tuvo lugar a las cinco de la tarde del día 15 de septiembre del año 2000. A la jornada siguiente, en vista de que Susana no respondía a las llamadas que le estaba efectuando, Estrella se dirigió a su vivienda, donde encontraría el cuerpo exangüe de su hermana en medio de un gran charco de sangre, lo que sin lugar a dudas constituía un brutal crimen del que todavía se sigue hablando en Zamora y del que se han hecho eco a lo largo de los últimos tiempos diferentes medios de comunicación.

La autopsia revelaría que la muerte de Susana Acebés Carballés, de 26 años y madre de un hijo de corta edad en aquel entonces, se produjo después de que su agresor le propinase hasta cuatro fortísimos golpes en la cabeza con algún objeto punzante, arma que jamás fue encontrada. También se sabe que el asesino para cerciorarse de hacer bien su trabajo, la estranguló con una camiseta. En el escenario del crimen se encontraron también muchas colillas de distintas marcas de tabaco y algunos botellines de cerveza, lo que no dejaba lugar a dudas que el autor del asesinato era un conocido de la víctima, con quien se encontraría en la cama en el momento en que se produjo el crimen. No obstante, parte del material de desechó probablemente fue extraído del cubo de la basura, entre ellos los botellines, para de algún modo tratar de entorpecer la investigación, pues los restos de ADN hallados y que fueron idententificados correspondían además de a la propia víctima, a su hermana, un amigo de ambas y un tercer individuo que siemper ha estado en el punto de mira de la investigación, pero cuyas coartadas le han servido para salir indemnes de esta situación

250 interrogados

La Policía, en un principio, realizó una minuciosa investigación, llegando a interrogar hasta 250 personas que pudiesen tener relación con la víctima del brutal crimen, utilizando para ello la agenda del móvil de Susana Acevés, así como otros documentos en los que constase los datos de terceras personas. Asimismo llegarían a estar pinchados los teléfonos de un numeroso grupo de personas, entre ellos el de su ex-marido, Jesús, quien estaría detenido en los calabozos policiales durante 24 horas. Al parecer, sus separación de la víctima del crimen había sido traumática y la joven lo había denunciado por abandono del hogar, además de las amenazas de muerte que le había proferido. Sin embargo, la Policía desechó desde un primer instante la posibilidad de que su antiguo cónyuge fuese el autor del asesinato de Susana, pues enseguida comenzaron a encontrar en su testimonio algunas piezas que no encajaban ni tampoco respondían al perfil del supuesto asesino.

La otra figura clave en este entramado sería una persona con la que Susana había mantenido una relación sentimental, con la que supuestamente habría roto hacía poco más de dos semanas antes cometerse el crimen. De hecho, algunos restos biológicos hallados en la vivienda de la víctima coincidían con su ADN, aunque para ello esgrimió la coartada de que dos días antes del asesinato habría mantenido relaciones sexuales con Susana y habría estado en su piso departiendo con ella. Además, su declaración pondría en el disparadero a terceras personas. Este individuo tenía cuatro hijos de dos anteriores relaciones, cuya separación distó mucho de ser modélica, llegando a amenazar con una escopeta y un cuchillo a la última de sus parejas. A pesar de las coartadas presentadas, que fueron aceptadas por la Policía y los jueces que llevaban el caso, una vecina del barrio de San José Obrero aseguró haber visto la furgoneta de este hombre en la tarde previa a encontrarse el cadáver de Susana Acevés.

En vista de que las investigaciones no daban resultado, el caso entraría en punto muerto. Se volvería a reabrir en el año 2006, después de las presiones y el denodado esfuerzo realizado por la familia de la víctima, aunque sin ofrecer resultados satisfactorios. Solamente se daban palos de ciego que no conducían a ninguna parte. La familia de Susana Aceves siempre ha mostrado su convencimiento de que su última pareja sentimental fue el autor material del crimen. De hecho, según unas declaraciones efectuadas por Estrella Aceves a Telecinco, esta mostraría su indignación por unas supuestas grabaciones realizadas por la Policía a ese sujeto, en el que le revelaría a su madre algunos detalles que ni siquiera ella conocía.

Impunidad total

Sea como fuere, nos encontramos otra vez ante un caso en el que el autor del crimen se ha ido de rositas y el caso prescribió definitivamente el 16 de septiembre de 2020, al cumplirse los veinte años que la Ley de Enjuiciamiento Criminal estipula para los casos de homicidios y asesinatos, aunque en países de nuestro entorno los crímenes no prescriben nunca. Tal vez debería ser el espejo en que debieramos mirarnos e ir reformando una legislación que se nos antoja un tanto anticuada con estos plazos.

La familia de Susana Acebes, que ha luchado de manera incansable para que se hiciese justicia a lo largo de dos décadas que probablemente se les hayan hecho eternas, ha cargado sus tintas contra la Policia, por lo que consideran como una «investigación fallida y deficiente». Es lógica y comprensible su indignación, ya que cuando esto ocurre no cabe ninguna duda que nos encontramos ante un falló que termina pagando toda una sociedad, que no está libre de que ese criminal vuelva a actuar. Y es que como ha dicho Estrella Acevés Carballés, cargada con toda la razón del mundo «Un asesino anda suelto en Zamora». Y eso, lamentablemente, es muy grave.

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Acerca de

Soy Antonio Cendán Fraga, periodista profesional desde hace ya tres décadas. He trabajado en las distintas parcelas de los más diversos medios de comunicación, entre ellas el mundo de los sucesos, un área que con el tiempo me ha resultado muy atractiva. De un tiempo a esta parte me estoy dedicando examinar aquellos sucesos más impactantes y que han dejado una profunda huella en nuestra historia reciente.