Violada y asesinada una niña en Campo de Criptana (Ciudad Real)
A las once de la mañana del día 18 de marzo de 2001 un joven denunciaba la desaparición de su hermana menor, Inmaculada Arteaga López, de 14 años de edad, en las dependecias de la Policía Local de Campo de Criptana, en la provincia de Ciudad Real. La joven era una persona ejemplar y modélica, hija de un profesor del colegio de Educación Primaria de la localidad, que siempre había demostrado un exquisito comportamiento con su familia, por lo que se desechó desde un principio una marcha voluntaria.
Tan solo hora y media después, un vecino daba la voz de alarma al dar cuenta de que había encontrado un cadáver en el quijotesco paraje de la Sierra de los Molinos, en las inmediaciones de la ermita de San Pedro. Aunque no se había procedido a su identificación oficial, todo hacía presgiar que el cuerpo hallada pertenecía a la joven cuya desparición se había denunciado aquel mismo día. Quienes acudieron al lugar de autos relatarían que contemplaron una escena dantesca, pues la cabeza de la joven estaba completamente destrozada con la boca hacia arriba. A su lado se encontraron unas piedras ensangrentadas con las que supuestamente se había cometido aquel atroz crimen. La autopsia confirmaría también que Inmaculada Arteaga había sido también violada por su agresor.
Una gran ola de indignación recorrería la siempre tranquila localidad de Campo de Criptana, pues nadie se explicaba como podía haber alguien tan malnacido para asesinar a una ejemplar adolescente que aquella misma tarde había estado en el cumpleaños de una amiga, siendo a partir de ese instante cuando se le pierde la pista. Las calles del municipio, de 14.000 habitantes, serían escenario de una gran manifestación en apoyo de la familia de la víctima y en contra de la barbarie que ahora se había cebado cruelmente con aquel precioso territorio manchego.
La delación del ADN
Durante un largo periodo de tiempo se creyó que este brutal crimen pasaría a la historia como un caso sin resolver, pues pasaban los días, los meses y hasta los años y no había ninguna pista que condujese hasta el terrible criminal. No obstante, algunos restos biológicos hallados en el cuerpo de Inmaculada Artega serían de gran utilidad para los investigadores de este trágico suceso que había consternado profundamente a todo el territorio de La Mancha.
Debido a unas características científicas un tanto especiales, los investigadores llegaron a la conclusión de que el autor del crimen era un familiar directo de uno de los amigos de Inmaculada Artega. Los restos de ADN indicaban que las muestras recogidas eran suficientemente claras como para descartar a ciertas personas, pues las mismas se transmiten por vía paterna. Hasta un total de 350 personas serían convocadas en Campo de Criptana para un análisis de ADN, cuyo coste ascendía a 300 euros, aunque nadie debería abonar nada por el mismo. Los convocados eran todos varones cuyo apellido era Muñoz Quirós, a raíz de lo cual se armaría un gran revuelo en la localidad, pues había muchos presuntos culpables del asesinato de Inmaculada Arteaga.
La detención del asesino causaría una gran conmoción y sorpresa en Campo de Criptana. Nadie se esperaba que un joven albañil de 24 años, Santiago Muñoz Quirós. fuese el responsable de aquel horrible crimen. El 17 de marzo de 2006, cinco años después de haberse perpetrado aquel horripilante y macabro asesinato, dos policías vestidos de paisano se encaminaron hacia un bar de la localidad que frecuentaba muy a menudo y que seguramente estaría en el mismo al ser viernes. Ambos agentes se sentaron junto a él, mientras apuraba los últimos tragos de una copa.que estaba tomando. Lo invitaron a que los acompañase, una vez se hubieron identificado. El detendido les preguntó a los agentes que hacía con su moto, a lo que le respondieron que la dejase que no la iba a necesitar. Era un ciclomotor Vespino, de color blanco, el mismo al que había invitado a subir a Inmculada cinco años atrás, antes de cometer el crimen.
Confesión
Ante las evidentes pruebas que lo incriminaban y sintiéndose completamente acorralado, Santiago Muñoz- Quirós se derrumbaría y terminaría confesando el crimen que le había costado a la joven Inmaculada Artega, justo cinco años antes. Según la confesión que hizo a la Policía, el día de autos habría invitado a subir a su víctima a su ciclomotor y posteriormente la trasladaría hasta un descampado. Al parecer, allí le habría propuesto mantener relaciones sexuales, a lo que la joven se negó de forma taxativa, siendo en ese momento cuando aprovechó para violarla y posteriormente asesinarla de una forma que supera al peor terror cinematográfico jamás asesinado.
La detención de Santiago Muñoz-Quirós causaría una gran sorpresa en Campo de Criptana, pues prácticamente nadie lo ponía en la diana de este horroroso crimen que causaría gran estupefacción en la localidad. Se sabía que era un joven muy similar a los del resto de su generación, que trabajaba en una empresa que poseía el novio de su hermana. Entre sus aficiones se encontraba el fútbol-sala, jugando en un equipo del pueblo en el que compartía alineación con un agente de la Guardia Civil, quien nunca llegó a sospechar de aquel muchacho, que aparentemente mostraba siempre muy buenas formas, además de ser honrado y muy trabajador.
Ante la evidencia de las pruebas, Santiago Muñoz-Quirós optaría por llegar a un acuerdo con la fiscalía, además de expresar su arrepentimiento por aquel descorazonador suceso. A raíz del pacto al que llegó su abogado con el ministerio fiscal, aceptó una pena de 14 años de cárcel por el asesinato y violación de Inmaculada Arteaga López, además de afrontar una cuantiosa responsabilidad civil con la que resarcir a la familia de su víctima.
Un hecho como este, y dados los avances técnicos y científicos de la sociedad en la que vivimos, debe servir para recordar a quienes sientan en el cogote el aliento de la Justicia que en cualquier momento pueden ser detenidos y que cualquier hecho delictivo, por mucho tiempo que pase, siempre puede ser descubierto. Este es sin duda un buen ejemplo que debería hacer reflexionar a quienes sientan tentación de realizar actos tan execrables e indignos que tan solo sirven para descorazonar a la sociedad en la que viven.
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