Dos asesinatos en Galicia en el «domingo sangriento» de 1994

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No cabe ninguna duda que el año 1994 fue especialmente sangriento en Galicia. En muy poco tiempo se sucedieron bastantes crímenes, algunos de ellos especialmente crudos como el de Nigrán en el que fueron asesinadas cuatro personas o el ocurrido en el polígono industrial lucense de O Ceao que todavía no ha sido resuelto. En aquel entonces Manuel Fraga Iribarne era el presidente de la Xunta, quien gobernaba la institución con mano firme merced a las constantes mayorías absolutas que le otorgaban los gallegos. Estaba muy reciente la de 1993 en la que el todopoderoso político gallego barrió literalmente del escenario al PSOE y se encumbraba como fuerza significativa el BNG de Xosé Manuel Beiras Torrado, que años más tarde se acabaría convirtiendo en la segunda fuerza política de la sede del Hórreo.

En aquellos años se estaban sufriendo los efectos de una dura crisis económica, resaca del festín, que no fue tal, del año 1992. Había que comenzar a hacer números para llegar a fin de mes. Atrás quedaban los años de bonanza económica en los que el entonces ministro de Economía, Carlos Solchaga, proclamaba a diestro y siniestro que España era un lugar ideal para enriquecerse rápidamente. La intervención de Banesto por parte de las autoridades monetarias era un claro síntoma de que la «cultura del pelotazo» había llegado a su fin.

En ese panorama y en ese maremágnum continuaban ocurriendo cosas. Algunas agradables, pero otras no tanto. Si se apuntaba antes que fue un año negro en Galicia en lo que concierne al apartado de sucesos, que comenzaba con un asesinato en la localidad pontevedresa de A Estrada, esa tónica se mantendría a lo largo de los meses restantes. Cuando comenzaba a declinar el año, en noviembre de 1994, su primer domingo, que coincidía con el día 6, se recuerda siempre en Galicia por lo trágico que fue. En apenas unas horas se produjeron dos asesinatos que conmocionaron a una sociedad que todavía seguía consternada por los crímenes de Nigrán y Lugo respectivamente.

Crimen machista en Lousame

Aunque en aquel entonces no existía la tipificación de crimen machista ni se activaban tampoco los protocolos de violencia de género, si se cometían actos de tan reprobable envergadura que conmovían al común de los mortales. Un suceso de estas características ocurriría en la localidad coruñesa de Lousame, en la comarca de Noia. En aquella triste jornada un joven de 33 años, José Manuel Mariño Blanco, daba muerte a la que fuera su esposa, Pilar Siso Esperante, de la misma edad que su antigua pareja. Para ello, utilizó un cuchillo de grandes dimensiones con el que le asestaría dos puñaladas, una en el cuello y otra en el pecho, que terminarían prácticamente de forma instantánea con la vida de su ex-cónyuge. La pareja tenía en común dos hijas de diez y siete años respectivamente.

Al parecer, desde hacía ya algún tiempo, José Manuel Mariño, que era un consumidor habitual de estupefacientes, llevaba profiriendo amenazas de muerte contra su ex-mujer, aunque nunca las había pasado hasta aquel momento de las palabras a los hechos. De nada sirvió la actitud de su antigua suegra, que trató de impedir el acceso del criminal hasta el dormitorio donde se encontraba la víctima, que fue el lugar en el que perdería la vida. Posteriormente, seguiría el ritual que llevan a efecto muchos homicidas similares, que fue el hecho de recurrir a la autolesión.

Mariño Blanco iniciaría entonces una huida en el coche de su víctima, quizás perdido y confundido por el desgraciado suceso que acababa de protagonizar. Sin embargo, el autor del crimen de Lousame no fue quien de controlar el vehículo que conducía en un tramo de la carretera, acabando por empotrarse contra un árbol, circunstancia esta que sería aprovechada por los agentes de la Guardia Civil para proceder a su detención. Como consecuencia de ello, sería ingresado en el Hospital Xeral de Galicia de Santiago de Compostela.

El homicida de Lousame sería condenado a quince años de prisión en el juicio que se siguió contra él en la Audiencia Provincial de A Coruña. En este caso, se computó como atenuante su dependencia y habitual consumo de sustancias estupefacientes, bajo cuyo se encontraba, al parecer, en el momento de cometer tan repugnante y atroz crimen.

Crimen en Ortigueira

El otro suceso luctuoso de aquella triste jornada dominical de otoño nos lleva hasta la localidad costera de Ortigueira, un municipio en el que relucen como pocos sus preciosas edificaciones de estilo colonial. En esa misma jornada, las desavenencias entre dos hombres que se dedicaban a la compraventa de madera terminaba de manera sangrienta en lo que se suponía que era un crimen motivado por deudas económicas y el uso por parte de uno de ellos de las herramientas que se utilizan para talar árboles.

En plena calle, y a la vista de muchos viandantes que se quedaron estupefactos, un joven de 27 años Antonio Foján Cebral, no tuvo rubor en efectuar varios disparos de escopeta contra Carlos Otero Ramil, tres años mayor que el homicida, con los que acabaría con su vida de manera prácticamente instantánea. Después de haber cometido el crimen, el homicida sería detenido por agentes de la Benemérita y posteriormente pasaría a disposición judicial.

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