Un ciudadano alemán asesina a otros dos compatriotas suyos y a un austriaco en las provincias de Zaragoza y Tarragona

La pesca era la actividad recreativa que pretendía promover el triple criminal

Un caso que no es apto para supersticiosos, pues sucedió un martes 13, en este caso del mes de julio de 1993. Por un amplio tramo del Bajo Ebro, que discurre entre las provincias de Zaragoza y Tarragona, es muy frecuente la presencia de ciudadanos alemanes que buscan un retiro plácido en tierras españolas, atraídos por muchas actividades recreativas que se pueden realizar en la zona, entre ellas la pesca del siluro. Uno de esos muchos ciudadanos germanos que se acercaron al Bajo Aragón era Werner Mittermeyer, un individuo de 52 años que había enviudado hacía ya 14 años y que no había superado la muerte de su esposa. De hecho, su única compañía era una perra que moriría por aquellos mismos días en los que perpetró el triple crimen, lo que, al parecer, le provocó una gran depresión.

A todo ello se sumaba el hecho de que Werner se encontraba inmerso en un proyecto en el que buscaba un retiro dorado, que era la creación de un área turística que resultase atractiva para compatriotas suyos, aficionados a la pesca. Sin embargo, en algún momento que jamás han conseguido aclarar los investigadores las cosas comenzaron a torcerse y se inició un rosario de discrepancias entre él y otras tres personas que participaban en su empresa. De hecho, los acusaría en el transcurso del juicio de haberle estafado en la construcción de tres bungalows en el camping de Pobla de Massaluca, localidad tarraconense en la que se había afincado el triple asesino.

Aquel soleado 13 de julio de 1993, ya muy de mañana y a las primeras horas del día, el cuerpo de Mittermeyer parecía que le pedía sangre. A bordo de su utilitario se dirigió a la localidad zaragozana de Fayón, donde residía la primera víctima que dejaría en su camino, Gerhard Pickl, un ciudadano austriaco de 36 años de edad, a quien le acribilló literalmente a balazos, pues recibió seis disparos, uno de ellos entre las cejas. El crimen fue contemplado por otros dos turistas alemanes, quienes denunciaron al suceso ante la Guardia Civil, no exentos de ciertos problemas, ya que apenas se expresaban en español. La víctima era un comercial del turismo de pesca, negocio en el que se había involucrado su vedugo

Otros dos asesinatos más

Con el primer asesinato, la sanguinaria orgía emprendida por Werner no había hecho más que iniciar su periplo sangriento. Su siguiente objetivo sería Heinz Schorcenhofer, un compatriota suyo de 47 años de edad. Un disparo, procedente de la pistola Star 7.65, que empleó en los tres asesinatos, fue suficiente para terminar con su vida, pues le descerrajó el corazón, quedando tirado sobre su caravana en medio de un gran charco de sangre. Su cadáver fue descubierto por un compatriota suyo cuando se dirigía a hablar con él. La segunda persona asesinada era el capataz de las obras del futuro complejo turístico que se pretendía construir para pescadores.

A pesar de haber dado muerte a dos personas, el asesino todavía no se sentía satisfecho en lo que se consideró un ajuste de cuentas. Para ello no tuvo reparos en recorrer los 100 kilómetros que separaban el lugar donde había perpetrado los dos primeros crímenes de Deltebre. Allí en el embarcadero Galacho de la urbanización Riomar se encontraba el berlinés Wolfgang Nitsche, de 44 años de edad, que se dedicaba al alquiler de embarcaciones y que era el principal inversor del área turística en la que participaba Werner. En aquel mismo lugar, cuando se encontraba en compañía de dos personas que presenciaron la escena, el criminal lo descerrajó de cuatro disparos que acabaron con su vida en el acto. Tres tiros en el tórax, uno de los cuáles le partió el corazón y otro más en la frente terminaron con la vida de aquel hombre. Mientras tanto, la Guardia Civil ya había emprendido la búsqueda del criminal que había dejado tras de sí un total de tres muertos.

Se dio la orden inmediata de busca y captura de Werner Mittermeyer desde las principales comandancias de la Benemérita de Zaragoza, Huesca y Lérida. El germano fue localizado en el municipio oscense de Fraga, donde fue interceptado por una patrulla de la Guardia Civil cuando viajaba a bordo de su vehículo, un Opel Ascona por la carretera nacional dos, N-II en torno a las dos y media de la tarde. Su detención no revistió mayores problemas, ya que no opuso resistencia.

En el asiento del copiloto llevaba la pistola con la que había perpetrado los tres asesinatos y no hizo uso de ella porque no quiso, pues no llevaba el seguro puesto. Además del arma homicida, los agentes se incautaron de más 1,5 millones de pesetas que llevaba consigo en la moneda alemana oficial en ese momento, el marco (unos 9.000 euros al cambio actual). Conducido al cuartel de la Guardia Civil de la localidad, fue sometido a un control de alcoholemia, pues les había dicho a los agentes que había tomado más de tres cuartos litros de coñac y varias cervezas, aspecto este que resultó ser falso, pues el resultado de la prueba fue negativo.

64 años de prisión

El juicio contra Werner Mittermeyer se celebró en medio de una gran expectación en la Audiencia Provincial de Zaragoza a mediados de noviembre del año 1995. Su abogado solicitó como atenuantes el supuesto estado de embriaguez cuando perpetró los tres crímenes, así como el estado de shock en el que se encontraba su defendido el día de autos, debido a los problemas psicológicos que arrastraba desde el fallecimiento de su esposa, hecho que había tenido lugar en el año 1981 y que al parecer nunca había superado, unido al disgusto que le había provocado la muerte de su perra, que era el ser vivo que le hacía compañía.

En un principio la fiscalía solicitaba para el acusado un total de 84 años de prisión, acusado de tres delitos de asesinato. La cifra se vería sensiblemente rebajada a 64, los cuales cumplió en cárceles españoles y alemanas. Algo más de tres décadas más tarde de haber cometido aquellos tres asesinatos, el criminal ya se encuentra en libertad, a pesar de que su sombra perdurara durante décadas en la comarca del Bajo Aragón, que no recordaba un hecho similar en su larga historia.

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Acerca de

Soy Antonio Cendán Fraga, periodista profesional desde hace ya tres décadas. He trabajado en las distintas parcelas de los más diversos medios de comunicación, entre ellas el mundo de los sucesos, un área que con el tiempo me ha resultado muy atractiva. De un tiempo a esta parte me estoy dedicando examinar aquellos sucesos más impactantes y que han dejado una profunda huella en nuestra historia reciente.

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