Más de un cuarto de siglo de incógnitas en torno al triple crimen que le costó la vida al «Rey de la Cerveza» en Palma de Mallorca

Manfred Meisel, conocido como el «Rey de la Cerveza» delante de uno de sus negocios

Manfred Meisel, que contaba con 49 años de edad cuando fue asesinado, fue uno de los muchos empresarios alemanes que se desplazaron a Palma de Mallorca con el lógico ánimo de hacer fortuna y no sin éxito, pues uno de sus locales, el más popular, que respondía al nombre de Bierkoning, muy próximo a una de las playas, era frecuentado cada día por millares de personas de diferentes nacionalidades que iban a degustar la exquisita birra que servía a sus innumerables clientes. Sin embargo, su suerte se trunco de forma repentina el día 12 de noviembre de 1997 cuando apareció asesinado en su chalet de Cami de Ses Barraques, emplazado en el barrio mallorquín de es Pil. lari, junto a su hijo de ocho años y una de sus empleadas de 30 años.

A primeras horas de la mañana de la fecha antes aludida, una empleada de la finca propiedad del empresario germano, que respondía al nombre de Ilse Koiser se quedaba estupefacta al contemplar un panorama que ella jamás hubiese deseado ser testigo. En una propiedad anexa a la popular cervecería que regentaba Meisel se encontraba el cuerpo sin vida del empresario, que presentaba dos disparos en la cabeza que había sido efectuados a muy corta distancia, similar a si hubiese sido ejecutado. Sin embargo, el espanto y el horror no habían hecho más que empezar.

Muy cerca del cadáver del popular cervecero se encontraba también el de otra empleada Claudia Lister, quien era el único cuerpo que presentaba señales de violencia previos, pues habría sido amordazada previamente a ser asesinada. Su muerte se habría producido en circunstancias similares al de su jefe, pues también había recibido dos disparos en la testa. Para colmo de males, tragedia no terminaba ahí. En el dormitorio de sus padres aparecía el cuerpo sin vida del pequeño Patrick, un testigo incómodo que también había muerto de igual modo que las otras dos víctimas. Fue aquí donde los investigadores encontraron dos casquillos de bala. Los restantes se habrían encargado los asesinos de recogerlos para evitar dejar pruebas.

Aquella noche había descargado una terrible tormenta sobre las Baleares, en la que el incesante retumbar de truenos que acompañaban al adverso fenómeno meteorológico que se dejaba sentir sobre las islas. Este hecho se habría convertido en un aliado inesperado para los criminales, pues el vecindario no escuchó ruidos que los alarmasen debido al constante estampido de la tempestad que afectaba de forma especial a la isla de Mallorca.

Un detenido diez años después

Cuando ya habían transcurrido diez años del triple crimen que conmocionó a la isla balear, la Policía procedió a la detención del ciudadano alemán Sven Holder, a quien se le atribuía en un amplio círculo de amistades de ser el amante de la segunda esposa del empresario asesinado, Diana Ritter, quien se hallaba embarazada cuando se produjo la muerte de su marido. Al parecer, el investigado habría declarado ser el autor de la matanza cuando se encontraba borracho. A pesar de ello, los encargados de las pesquisas cerrarían de nuevo el caso por falta de pruebas concluyentes.

El móvil del triple crimen es otra de las grandes incógnitas que ha dejado el caso para la posteridad, pues desde un principio se descartó que fuese a consecuencia de un robo. Los autores de las tres muertes, que se habría producido unas ocho horas antes de ser descubiertas -en torno a la medianoche de los días 11 al 12 de noviembre- no se llevaron ningún objeto de valor. Aún así, hay una línea de investigación que apuntaba a que tal vez iniciasen la matanza al sentirse descubiertos y eliminasen a los incómodos testigos que representaban tanto la empleada como el hijo del empresario.

Los criminales, que según las hipótesis policiales serían dos, habrían tenido tiempo suficiente para abandonar la isla desde la hora en que perpetraron el crimen hasta que fue descubierto. El principal hilo de las pesquisas se dirigía hacia un supuesto ajuste de cuentas por otro tipo de cuestiones nunca esclarecidas, apuntándose en que tal vez detrás de aquellas espantosas muertes se encontrase una peligrosa banda de criminales que llegaron a la capital insular ex profeso para cometer tamaña barbaridad que consternaría profundamente a la isla de Mallorca y muy especialmente a la extensa colonia alemana que allí se asienta.

A lo largo de varios días la Policía realizó alrededor de 300 interrogatorios a diferentes personas del entorno de Manfred Meisel, sin conseguir sonsacar alguna pista fiable que contribuyese a la resolución del trágico episodio. La única conclusión certera a la que llegaron es que el popular empresario germano carecía de enemigos y se desconocía si pudiese estar involucrado en algún otro negocio paralelo a la hostelería, aunque esto último nunca estuvo claro.

Lo único cierto es que cuando se han cumplido ya más de dos décadas de un triple crimen que copó las primeras páginas de los diarios nacionales, además de varios alemanes, es que el suceso ha quedado impune, quedando relegado en el baúl de los recuerdos de los archivos de una comisaría española. Además, lo salva el hecho de que ha transcurrido el tiempo legal que estipula la legislación vigente de prescripción, pudiendo actuarse únicamente contra el único investigado al que se le tomó declaración en 2007.

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Acerca de

Soy Antonio Cendán Fraga, periodista profesional desde hace ya tres décadas. He trabajado en las distintas parcelas de los más diversos medios de comunicación, entre ellas el mundo de los sucesos, un área que con el tiempo me ha resultado muy atractiva. De un tiempo a esta parte me estoy dedicando examinar aquellos sucesos más impactantes y que han dejado una profunda huella en nuestra historia reciente.