Obedeció a un plan preconcebido. La autora intelectual fue la mujer, la ciudadana brasileña Irene de Fátima Sabino, que era la pareja de Wilson Alejandro Yanza Heredia, de nacionalidad ecuatoriana, que contaba 33 años de edad cuando fue asesinado, el 2 de noviembre de 2016. Su cadáver aparecería aboyando en las aguas del Ebro, a la altura del municipio navarro de Castejón, un día después de que la inductora del crimen que le costaría la vida denunciase su desaparición. Sin embargo, la Guardia Civil inmediatamente comenzaría a atar cabos y pronto deduciría que el ciudadano ecuatoriano había sido vilmente asesinado, restando credibilidad a la supuesta hipótesis del ahogamiento.
Al parecer la pareja había sufrido a lo largo de su relación diversas turbulencias, habiendo denunciado la mujer al hombre por malos tratos en el año 2011, siendo condenado a consecuencia de los mismos a una orden de alejamiento, que quebrantaría en diversas ocasiones, por lo que volvería a reincidir en los problemas con la Justicia. Aunque hacía poco tiempo que la mujer había dado a luz a su cuarto vástago, los problemas conyugales parecía que persistían entre ambos, por lo que ella decidió romper la relación de una manera drástica y contundente, deshaciéndose por la vía rápida del hombre con quien compartía vida.
Para llevar a cabo el dramático plan contaría con la colaboración de dos sobrinos suyos, Rozaline de Fátima Camargo y Ronaldo Dias Camargo, que contribuirían a ejecutar con eficacia el plan previamente diseñado. Estos dos se presentaron en el domicilio en la fecha en la que se cometió el crimen. Ronaldo Dias fue el encargado del ejecutarlo. Para ello, con su antebrazo agarró fuertemente por la espalda a Wilson Yanza, a quien oprimió el cuello durante un periodo de tiempo comprendido entre dos y cinco minutos, suficientes para provocar su muerte por estrangulamiento.
Una vez ejecutado el macabro plan, los implicados en el asesinato del ciudadano ecuatoriano se dirigieron por carreteras secundarias en coche transportando el cadáver de su víctima hasta una explanada de gravilla a orillas del río Ebro, situado en las cercanías de una empres hidroeléctrica en el término municipal de Castejón, dónde arrojarían el cadáver de Wilson Yanza al cauce fluvial. Posteriormente regresarían a Pamplona.
13 años de cárcel para los dos principales encausados
La Guardia Civil reconstruiría la secuencia del crimen merced a las contradicciones en que incurrieron los acusados, uno de los cuales, Ronaldo Dias sería detenido una semana después en la localidad madrileña de Coslada. Mientras, en el transcurso del juicio que se celebró en la Audiencia Provincial de Navarra los acusados se responsabilizaron mutuamente unos a otros del homicidio del inmigrante sudamericano. Mientras, desde el Tribunal se sostuvo que ninguno de los tres encausados hicieron nada por evitar la muerte de Wilson Yanza, ni tampoco se llamó a la Policía ni a las asistencias, por lo que se dedujo que obedeció todo a un plan concebido ,.
Ronaldo Dias Camargo, autor material e Irene de Fátima Sabino serían condenados a la pena de trece años de cárcel cada uno de ellos, sentencia que ratificaría en el año 2020 el Tribunal Superior de Justicia de Navarra. Mientras, Rozaline de Fátima Camargo sería condenada en primera instancia a diez años de prisión, que se vería notablemente reducida por el alto tribunal de la Comunidad Foral de Navarra, dejándola en tan solo tres años, al estimar que esta mujer sufría una alteración mental cuando se produjeron los hechos, entendiendo que era una mujer fácilmente manipulable y constituir esta circunstancia una eximente incompleta.
En cuanto a la responsabilidad civil, los acusados fueron condenados de forma conjunta y solidaria a satisfacer la cantidad de 350.000 euros a los hijos de las víctimas, de los ochenta mil corresponderían a la hija mayor, que contaba con quince años, en tanto que los hijos menores percibiría cada uno la cifra de noventa mil euros, de acuerdo con la sentencia.
Síguenos en nuestra página de Facebook cada día con nuevas historias