El rocambolesco doble crimen de Maella (Zaragoza): un suceso impune de los años cincuenta

Información sobre el juicio en el diario HERALDO DE ARAGÓN

Sobra decir que la España de los cincuenta era un país pobre y atrasado en el que su población seguía económicamente estrangulada por la prolongada Posguerra. Aquello de que «no se movía nadie» no era más que un vulgar tópico con el que atenazar a un país todavía anclado en viejos y ancestrales modos rurales, en los que una gran gran parte de sus habitantes residían en pequeñas localidades esparcidas a lo largo y ancho de toda la geografía peninsular. En uno de esos reducidos entornos sería el escenario de un doble pque, con el paso del tiempo, terminaría por convertirse en épico, tanto por la forma en que se produjo como en sus consecuencias posteriores, que se asemejan al famoso «Crimen de Cuenca».

El crimen tuvo lugar el lunes, 9 de enero de 1950. En esa fecha la familia Balaguer, protagonista del trágico episodio, se trasladó a recoger aceitunas al campo, a Mas de Balaguer, situado a ocho kilómetros de distancia de Maella, localidad en la que residían y de la que eran originarios y en la que se produjo el sangriento episodio. Además iban a coger también una varas para unas cabras que poseían, además de unos sacos para introducir las aceitunas. El hermano soltero Luis Vicente Balaguer se marchó y no regresó junto al resto de la familia, lo que provocaría la preocupación de una de sus hermanas, quien se dirigió a Maella para saber que le había sucedido. Al acceder al interior del domicilio en compañía de uno de los sobrinos de la víctima, José Mindán, conocido como «Pepito» encuentran a Luis Vicente muerto, con evidentes señales de violencias, en el establo, junto al cual hay un butrón que daba a la sucursal que el Banco de España poseía en Maella. Además de la muerte de este hombre, desaparecerá una de sus hermanas, quien también estaba soltera, Cecilia Balaguer, cuyo cuerpo no aparecerá jamás y el Juzgado de Caspe declararía su defunción en el año 1965.

Un tercer cadáver

Para que no faltasen más ingredientes a esta rocambolesca historia, en el año 1952 aparecerá un tercer cadáver, en un crimen que la Guardia Civil no investigaría jamás, o si lo hizo fue muy poco. Culpaban de esta última muerte al hermano, al cuñado y al sobrino de las dos víctimas, lo cual no dejaba de ser un bulo interesado. Supuestamente, este tercer asesinato podía haber sido obra de los tres debido a que el interfecto les estaba haciendo chantaje acerca del destino que habría corrido su hermana, cuyo cuerpo jamás apareció. El móvil del crimen podría obedecer a razones de tipo patrimonial. Sería este año cuando la Guardia Civil detiene a Pedro Vicente Balaguer, su cuñado Pedro Monreal Catalán y al sobrino «Pepito».

Debido a los métodos poco ortodoxos que se empleaban entonces para las confesiones de los acusados, los tres terminan por declarar ante la Benemérita su participación en el crimen, a pesar de que su declaración presenta muchas lagunas y puede resultar difícilmente creíble. A todo ello se añade el ansia del pueblo de Maella por encontrar a los culpables y hacer justicia a cualquier precio.

A finales del año 1954 se celebra el juicio en contra de los tres acusados en la Audiencia Provincial de Zaragoza, trasladándose buena parte de los vecinos de Maella hasta la capital maña para asistir a las sesiones. En el transcurso de la vista oral, aunque aparece muy de pasada la existencia de un butrón en la casa contigua a la que se produjo el crimen, no es tenido prácticamente en cuenta por el fiscal, a lo que se sumaba que el hueco podría haber sido efectuado con intención de robar en las dependencias del Banco de España, situado en la casa contigua.

Absolución y condena popular

El tribunal que se encargó de juzgar a los tres acusados no debió de haber visto muy claras las cosas, pues los tres acusados resultarían absueltos, al concluir que no existían pruebas de cargo suficientes para condenarlos. La decisión judicial no sería en absoluto compartida por los vecinos de Maella, quienes, al igual que si de una turba se tratase, pretenden tomar la justicia por su mano y castigar a los acusados a cualquier precio, sin tener en cuenta la decisión del tribunal sentenciador. Al llegar al pueblo, les vacían las maletas que portan y sus pertenencias son quemadas en pleno centro de la plaza. Aunque no fueron linchados, los tres acusados tuvieron que marcharse definitivamente de aquel municipio zaragozano.

Recientemente el médico y escritor aragonés Javier Pardo publicó un libro bajo el título de «El año de la desgracia». En el mismo incidirá en la inocencia de los tres acusados, dejando al descubierto la incívica y brutal actitud de un pueblo que obligó a desterrar a tres hombres a los que, además de escupirles e insultarlos, no dudó en agredirlos físicamente. Según su versión, el autor del crimen probablemente hubiese sido un vecino de Maella, en compañía de dos delincuentes venidos de fuera, siendo su objetivo el de penetrar en las instalaciones del Banco de España para cometer un robo, viéndose sorprendidos en ese mismo momento por Luis Vicente Balaguer, a quien darían muerte para quitarse de en medio a un incómodo testigo. La muerte de su hermana, Cecilia, sería como consecuencia del asesinato de su hermano, pero se encargaron de deshacerse de su cuerpo. El óbito de esta última se produjo en la misma jornada, pues habría estado hablando con sus vecinos antes del suceso.

Sea como fuere, lo cierto es que nos encontramos ante un rocambolesco hecho, acontecido hace ya más de 70 años y que jamás sería resuelto, a lo que se añade una condena popular, que muchas veces es peor que la judicial, contra tres personas que los tribunales de la época resolvieron que eran inocentes. Y si las decisiones de la Justicia hay que acatarlas siempre, en este caso también.

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Acerca de

Soy Antonio Cendán Fraga, periodista profesional desde hace ya tres décadas. He trabajado en las distintas parcelas de los más diversos medios de comunicación, entre ellas el mundo de los sucesos, un área que con el tiempo me ha resultado muy atractiva. De un tiempo a esta parte me estoy dedicando examinar aquellos sucesos más impactantes y que han dejado una profunda huella en nuestra historia reciente.