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Impunidad para el asesinato a sangre fría de dos ancianos en Puebla de Cazalla (Sevilla) – Historia de la Crónica Negra

Impunidad para el asesinato a sangre fría de dos ancianos en Puebla de Cazalla (Sevilla)

Panorámica de Puebla Cazalla, el pueblo donde sucedió el doble crimen en septiembre de 1987

Como es muy habitual en las largas tardes de verano en muchos pueblos de Andalucía, tres hermanos apuraban las últimas horas del día tras la cena sentados en la puerta de su vivienda antes de acostarse. Todos ellos superaban los setenta años. El primero en marcharse fue Juan, quien no residía en la casa con sus restantes hermanos sino en otra que se encontraba alejada de la situada en la calle Mesones, en la localidad sevillana de Puebla de Cazalla en la que aquella misma noche se iba a producir un horrible crimen que consternaría a toda Andalucía. Los otros dos hermanos, Maria del Dulce Nombre, de 70 años y Antonio Reina Muñoz, conocido como «El Portañuela», de 77 se retiran a sus respectivas habitaciones. El último en llegar al domicilio es José, de 73 años, quien entra en el mismo alrededor de la medianoche. A esa hora, con los miembros de su familia ya acostados, declararía ante la Policía que no había visto nada que le hicieses sospechar que había ocurrido una tragedia, pues no observa ningún movimiento sospechoso en aquella espaciosa y grandiosa casa.

Sería el mismo José, al día siguiente, 12 de septiembre del año 1987, quien descubriría los cuerpos sin vida de sus dos hermanos, brutalmente asesinados. El cuerpo de la mujer, María del Dulce Nombre estaba casi degollada, con la cabeza prácticamente separada del tronco, además de encontrarse literalmente cosida a puñaladas. El agresor se había enseñado literalmente con ella, circunstancia esta que hacía suponer a los investigadores que el crimen obedecía a otros móviles y no al robo como se llegaría a rumorear por el pueblo. La mujer solía dormir con la puerta y la ventana cerrada, a pesar del fuerte calor que soporta la localidad sevillana en los meses estivales.

En otra habitación contigua a la de Dulce Nombre, José hallaría también el cuerpo sin vida de su otro hermano, Antonio, quien sufría ceguera y había sido vendedor de la ONCE. Este último debió de haber escuchado los gritos de su hermano y le dio tiempo a levantarse. Aunque trataría de defenderse de su agresor, su grave defecto visual, unido a que ya contaba con cierta edad, a pesar de que era robusto y fuerte, le harían sucumbir ante las mortales cuchilladas que le terminó propinando el criminal que le arrebataría la vida.

La hora a la que tuvieron los crímenes sigue siendo una gran incógnita, pues del único de los hermanos que sobrevivió a la salvaje matanza de la calle Mesones, José, acostumbra a tomar una pastilla para dormir, lo que supuestamente le impidió escuchar los gritos de auxilio de sus hermanos. Igualmente, el cierre de las ventanas que había hecho la hermana impidió que se escucharan en el exterior sus gritos de auxilio. Esta medida obedecía a que unos años antes habían sido víctimas de un robo, en el que les habían sustraído doce mil pesetas.

Casa desordenada

Los investigadores encontaron la casa desordenada, pero el autor o autores del crimen no se llevaron absolutamente ningún objeto de valor, pues la única mujer de aquella casa poseía algunas joyas de oro. También estaba revuelta su habitación. Tampoco se llevaron una exigua cantidad de dinero que guardaba en un armario, por lo que se descartó el móvil del robo. Se llegó a suponer que el autor del crimen pudo haber entrado por la azotea o bien por la parte de la fachada da la casa que da a la calle Cilla. Sea como fuere, todo hacía prever que quien cometió el doble crimen era un perfecto conocedor de aquella casa, pues era un habitáculo muy grande y espacioso, además de ir directamente a por sus objetivos, sin titubear en un preciso instante.

La única huella hallada fueron dos uñas del autor del crimen, que se les había clavado en el cuello a María del Dulce Nombre. Días después apareció un joven sin un par de uñas, quien sería interregado por la policía. Este hombre no se dejaría crecer más las uñas, a riesgo de que pudiese ser detenido en una época en la que todavía no se trabajaba con las muestras de ADN, que en este caso hubiesen arrojado algo de luz en un turbio asunto que con el paso de los años entraría en punto muerto,

Por aquellas fechas, en la primera quince del mes de septiembre, Puebla de Cazalla se encontraba en fiestas y aquellos tres ancianos habían sido invitados a una comida de la tercera edad que se celebraba en el Hogar del Pensionista. El hecho de que se encontrasen en plenas fiestas provocó la llegada de feriantes, algunos de ellos etnia gitana, quienes serían interrogados en relación con el suceso, si bien es cierto que no serían detenidos en ningún momento, no dejando de ser una mera formalidad su declaración ante la la Guardía Civil.

En días posteriores al brutal crimen, se viviría una sensación de psicosis en la localidad: El vecindario, principalmente el más próximo al lugar de autos, cerrararía puertas y ventanas. Con estas últimas era muy habitual que durmiesen con ellas abiertas debido al fuerte calor reinante en toda la zona oriental de la provincia de Sevilla. A todo ello se sumarían las amenazas de las que fueron objeto distintos vecinos de Puebla de Cazalla mediante llamadas telefónicas, en las que se les decía que les esperaba un destino similar al de los dos pobres ancianos.

Afortunadamente aquellas llamadas amenazas nunca llegarían a consumarse, como tampoco sería descubierto jamás el autor o autores del brutal crimen que consternó profundamente a una pacífica y tranquila localidad. El procedimiento se archivaría en el juzgado y pasaría a engrosar la triste lista de casos sin resolver que un ejercicio tras otro se van sumando en comisarías y dependencias judiciales de España.

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Acerca de

Soy Antonio Cendán Fraga, periodista profesional desde hace ya tres décadas. He trabajado en las distintas parcelas de los más diversos medios de comunicación, entre ellas el mundo de los sucesos, un área que con el tiempo me ha resultado muy atractiva. De un tiempo a esta parte me estoy dedicando examinar aquellos sucesos más impactantes y que han dejado una profunda huella en nuestra historia reciente.

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